Programa
catequético
Primer Nivel
Tema IV
La oración cristiana:
La Salve
Su nombre original es “Salve Regina” en latín
es principalmente una oración de
saludo, petición y súplica.
¿Cuándo se escribe
esta oración?
Consta por la historia que ya existía en
el siglo XI, el vocabulario de esta oración está lleno de cortesía y galantería
del modo de hablar de aquellos tiempos. Esta
oración ha gustado en todas las épocas por su brevedad y sencillez, por su
ternura y profundidad, en la que se entrelazan de modo admirable la tristeza
del peregrino en la fe y la esperanza del creyente. Sin embargo no se sabe a
ciencia cierta si su autor es de origen francés o español o alemán.
Oración de la
Salve
Dios
te salve, Reina y Madre de misericordia, vida y dulzura y esperanza nuestra:
Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos,
gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos
misericordiosos y, después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito
de tu vientre.
¡Oh clemente! ¡Oh piadosa! ¡Oh dulce Virgen María!
V.
Ruega por nosotros santa Madre de Dios,
R. Para
que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
¿Cómo
podríamos reflexionar sobre esta oración?
En
primer lugar es necesario, dividir por partes esta oración para poder ir
descubriendo aquello que está presente en cada una de estas afirmaciones.
- saludo: está formado por abundantes de piropos, que tienen
la función de atraer la mirada y ganar la benevolencia de la Santísima Virgen.
- Salve: con origen en el latín, es un saludo respetuoso y
familiar al mismo tiempo, y ciertamente, no tan solemne como la traducción
española: “Dios te salve”. Es simplemente un augurio de buena salud, o de
bienestar.
-
Reina: es
el primer piropo de la oración. Es verdad que María es Reina, pero no es normal
que un hijo llame así a su madre, esta afirmación va acompañada del
reconocimiento del reinado de Dios sobre la creación, y de saber ver en Jesús,
el rey de nuestras vidas.
-
Madre de misericordia: es tal vez el
título más querido por nosotros: Madre. Y además, con un matiz especial, al
decir “de misericordia”. El que suplica quiere salir al paso, cuanto antes, de
una posible objeción, del mismo modo como un niño cuando pida a su madre algo
que quiere y recurre a un rostro tierno, y palabras amorosas, por esto mismo, es
misericordiosa, con nosotros por ser sus hijos.
- Vida, dulzura: del
mismo modo que en la aclamación anterior, estas expresiones son muy tiernas y
cariñosas y nos mueven a identificar a María como una mama llena de bondad.
- nuestra: al decir “nuestra” nos indica que cuando rezamos
esta oración no nos presentamos a María como un hijo único, sino junto con
todos los hermanos.
Presentación de la súplica:
- llamamos: es reconocer quien nos puede brindar ayuda y
socorro.
-
Suspiramos: indica esa
dificultad para respirar propia de aquél al que le asaltan las lágrimas o una
pena muy grande.
-
gimiendo y llorando: describe dos formas
de llorar: ruidosa y violenta una, suave y mansa la otra. No hace falta más
introducción para expresar que el suplicante no es feliz y que se encuentra en
una situación de necesidad.
-
los desterrados hijos de Eva: sin concretar sus penas, las resume todas ellas en
su condición de pecador.
-
en este valle de lágrimas: Mientras la montaña
sugiere sentimientos de exaltación, luminosidad y fuerza, al valle, por el
contrario, le acompaña la niebla, la oscuridad, la incertidumbre.
Petición
Antes de hacer la petición, una
última alabanza, precedida de una expresión sumamente coloquial: Ea, pues,
Señora abogada nuestra
- Abogada nuestra: Es una invocación que pone a María entre la espada
y la pared; la oración continua diciendo, “vuelve
a nosotros esos tus ojos misericordiosos”, el suplicante, antes de pedirle
a la Santísima Virgen la gracia que necesita, le pide que le mire, del mismo
modo que un dialogo amoroso esta caracterizado por la mirada entre ambos, bien
sea padre o madre como lo es en este caso.
- Y, después de este destierro,
muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre:
La idea expresa es que nos deje
entrar en el cielo, que nos alcance esa gracia. El suplicante quiere expresar
que a él le interesa es ver a Jesús.
Final
-
Oh clemente: invoca la clemencia
de María y muy discretamente hace referencia a nuestra condición de pecadores.
-
Oh piadosa: alude a nuestra
triste condición de hombres que sufren.
-
Oh dulce Virgen María: sintetiza todos los
cariñosos títulos que se le han dirigido a la Virgen a lo largo de la oración.
Actividad
1.- Realiza un breve resumen del
tema y copia en el cuaderno.
2.-Completa la oración y busca
las palabras en la sopa de letras.
en caso de no poder reproducir el vídeo ir: https://youtu.be/qp9ieEYBdoc
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