3-11 El Espíritu Santo en la liturgia

 Catequesis Parroquial 

III Nivel

El Espíritu Santo en la liturgia 






«Hagan esto en memoria mía»

Lc. 22,19 

 

    La liturgia es el conjunto de signos y símbolos con los que la Iglesia rinde culto a Dios y se santifica. Todas las acciones litúrgicas: oración, sacramentos están dirigidas, por tanto, a dar culto a Dios Padre, por medio de Jesucristo, en el Espíritu Santo, y a la santificación de cada uno de los fieles que forman esta Iglesia de Cristo. 

    Los signos son aquellas cosas que podemos captar, ver, tocar; es decir, los elementos que podemos percibir por los sentidos y que conforman los sacramentos y la celebración.

   En cada acción litúrgica que realizamos (participación en una misa, en cualquier sacramento, en la Liturgia de las Horas) Dios nos hace participes de su salvación.

  «Nadie puede decir: “Jesús es Señor”, si no es bajo la acción del Espíritu Santo. Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos».

1 Cor. 12, 3b – 7

¿Cómo distinguir que es un acto litúrgico?

    Un acto litúrgico es toda celebración, oración que hacemos en comunidad, como miembros que somos de una sola Iglesia, puede estar presidido por el sacerdote o en algunos casos especiales por un laico comprometido, como lo es la hora santa y la celebración de la liturgia de la palabra.

     Entre los que podríamos destacar se encuentra la celebración de la santa misa, la hora santa, la celebración de los sacramentos y los actos penitenciales.

 ¿Qué no es un acto litúrgico?   

    Ya sabemos que un acto litúrgico esta marcado por la  características concretas, ahora, no es una acción litúrgica, nuestras oraciones personales, como el rosario, la coronilla de la misericordia, y cualquier otra piedad popular o personal, sin embargo que se haga esta distinción es en razón de distinguir dentro de nuestras practicas de fe y oración, cuales están más asociadas a los Sacramentos o nos ayudan a hacer memoria de estos mismos y de los dones que recibimos en ellos.


    ¿Son malas estas oraciones no litúrgicas?

      No son malas, al contrario, algunas oraciones que no son litúrgicas como las que hemos mencionados, el santo rosario, que es una devoción,  y la coronilla a la divina misericordia, son de mucho provecho para cada creyente, pues estimula el amor a cristo y alimenta la fe, la diferencia estaría más bien en que estas oraciones es como cuando tomamos un alimento, por ejemplo, al alimentarnos necesitamos alimentos que nos nutran de diferente medida, y en medio de las comidas, día a día, muchas veces tomamos meriendas, las devociones  son al mismo estilo, una merienda mientras vamos a nutrirnos de un alimento más sustancioso. el alimento mas grande que tenemos los cristianos es la Sagrada Eucaristía. NO EXISTE AMIMENTO MAYOR, ES POR ESO QUE NUESTRA VIDA COMO CREYENTES GIRA EN TORNO A ELLA.

¿a qué se debe que la Iglesia promueva este tipo de actos de fe que muchas veces no son litúrgicos y son mas de tipo devocional?

    Se debe precisamente a procurar que los creyentes estén siempre nutriéndose de la presencia y la gracia de Dios. Sea una oración personal o una oración litúrgica, el Espíritu Santo esta siempre presente, en primer lugar porque Dios no nos deja solos. en segundo lugar, se debe a la presencia de Espíritu Santo en nosotros desde nuestro Bautismo que nos hace a imagen de nuestro Señor Jesucristo hijos de Dios. y en tercer lugar por que todos, estemos donde estemos, sea en comunidad de fe reunida para la celebración de los sacramentos o como un creyente que ama a Dios y habla con él, en la oración personal, siempre somos templos del Espíritu Santo por eso, no nos va a abandonar nunca, siempre somos miembros de la Iglesia que fundo Cristo sobre los apóstoles.

"Nadie puede decir: “Jesús es Señor”, si no es bajo la acción del Espíritu Santo"

1 Cor. 12, 3b. 

    ¿Qué hace el Espíritu Santo en la Liturgia?

    Primero: perfecciona nuestras oración en comunidad, la guía y la orienta a Dios. 

    Segundo: mediante el sacramento de la reconcilia restaura la gracia y mediante los demás sacramentos, nos ayuda a perfeccionarnos y a disponernos para ser cada vez más santos.


Actividad

Según consideración del catequista y la necesidad parroquial




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