Catequesis parroquial
III Nivel
Tema
El Espíritu Santo en el
antiguo testamento
El antiguo testamente abre con el relato de la creación,
y nos muestran, una fuerte conciencia de Dios y la acción del Espíritu Santo,
muy similar a las enseñanzas de Jesús, esto se debe, a que el libro del Génesis
dice: “el Espíritu del Señor revoloteaba sobre las aguas” (Génesis 1,2).
Ya en el antiguo testamente está muy marcada la
idea de la acción del Espíritu de Dios, Dios y su Espíritu. Además de la participación del
Espíritu de Dios en la creación, se lo ve obrar a lo largo de todo el Antiguo
Testamento. Durante los 40 años en que Moisés guió a los hijos de Israel en el
desierto, el Espíritu de Dios estuvo en él. Cuando la carga de conducir al
pueblo se volvió excesiva para él, la Biblia dice que Dios puso Su Espíritu en
setenta ancianos del pueblo (Números 11,16–17). Dice que Josué tenía en su interior
el Espíritu. También descendió el Espíritu de Dios sobre los jueces que
condujeron al pueblo después de la muerte de Josué (Jueces
3,9-10, 6,34; 11,29).
En los casos anteriores, el Espíritu del Señor vino sobre algunos en ciertos
momentos, pero no permaneció en ellos todo el tiempo.
Después
de la época de los jueces comenzó el linaje de los reyes de Israel. La Biblia
señala que el Espíritu vino sobre los dos primeros, Saúl y David. Cuando Samuel
ungió a Saúl como rey de Israel, le indicó varias cosas que iban a suceder y le
explicó que, una vez que sucedieran, el Espíritu de Dios descendería sobre él.
Todo ocurrió tal como Samuel predijo, y el Espíritu de Dios vino sobre Saúl en
aquella ocasión y en otras posteriores (1 Samuel 10,6, 10.). En el caso de Saúl, a causa de su desobediencia,
el Espíritu de Dios posteriormente se retiró de él (1 Samuel 16,14).
A
David le fue dado el Espíritu años antes de que ascendiera al trono. La Biblia
dice: «Samuel tomó el cuerno del aceite y lo ungió en medio de sus hermanos. A
partir de aquel día vino sobre David el Espíritu del Señor» (1 Samuel 16,13).
En
el Antiguo Testamento también se habla del Espíritu de Dios con relación al don
de profecía. «El Señor descendió en la nube y le habló a Moisés. Entonces les
dio a los setenta ancianos del mismo Espíritu que estaba sobre Moisés; y cuando
el Espíritu se posó sobre ellos, los ancianos profetizaron» (Números 11,25).
Cuando
Dios dio a Moisés instrucciones para construir el arca de la alianza y el
tabernáculo, el altar, las vestiduras sacerdotales y las muchas vasijas que
hacían falta en el tabernáculo y para los sacrificios, le mencionó ciertos
artesanos a los que había llenado de Su Espíritu y conferido habilidad,
talento, conocimientos y capacidad creativa (Éxodo 31,1–6)
El
Espíritu del Señor vino también sobre los profetas del Antiguo Testamento. En 2
Pedro, al hablar de las profecías contenidas en las Escrituras (es decir, en el
Antiguo Testamento), dice que los profetas fueron impulsados por el Espíritu
Santo: «Entended que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación
privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los
santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo» (2 Pedro 1,20–21).
En
el Antiguo Testamento, claramente el Espíritu de Dios actuaba de diversas
maneras. Da la impresión de que, cuando descendía sobre alguien o daba poder a
alguien, era con un propósito definido por Dios así lo podemos ver en la
historia personal de cada uno de los profetas, a quienes el espíritu de Dios
asiste en esa tarea particular.
Actividad
Hacer
un resumen del tema.
Haga
esquema, señalando las diversas acciones del Espíritu de Dios.
Haga
y lea detenidamente el tema y luego realice mapa mental, donde por medio de
dibujos usted resuma el contenido del tema.
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